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17 de marzo de 2010
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CONFESIÓN

Un hombre mayor, italiano, que vivía en las afueras de Nápoles, fue a la iglesia local a confesarse. Cuando el sacerdote abrió el tablero del confesionario, el hombre dijo:


- Padre... durante Segunda Guerra Mundial, una mujer  bonita golpeó a mi puerta y me pidió que la  escondiera del enemigo. Así que yo la escondí en mi altillo.


- ¡Esa fue una cosa maravillosa que has hecho, hijo -contestó el   sacerdote- no tienes la necesidad de confesar eso.

- No Padre, es que ella empezó a agradecerme con 'favores sexuales'.

- Estando en gran peligro y bajo esas circunstancias, dos personas pueden ser muy tentadas a actuar así. Pero si lo sientes verdaderamente, estás perdonado de hecho..

- Gracias, Padre. Ésa es una gran carga que le saca a mi alma. Pero tengo una duda más.

- ¿Y cuál es, hijo?

- ¿Cree Ud. que debería decirle que la guerra ha terminado?

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